Desde la perspectiva centrada en las fortalezas se considera al sujeto como experto de su propia vida, y por tanto con la capacidad de trazar el camino para su cambio.
El educador/a, desde una escucha activa de la historia de vida de la persona, se hará una idea precisa tanto de los problemas que la afectan como de sus fortalezas. El educador/a, se sitúa entonces como facilitador que trabaja junto a la persona en el reconocimiento de sus fortalezas, las que operarán como factores de protección, potencial para superar problemas y recursos de apoyo para el sujeto para seguir adelante en dirección hacia la vida que anhela.
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