El Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI presidida
por Jacques Delors expresa, “Mientras los sistemas educativos formales propenden a
dar prioridad a la adquisición de conocimientos, en detrimento de otras formas
de aprendizaje, importa concebir la educación como un todo. En esa concepción
deben buscar inspiración y orientación las reformas educativas, tanto en la
elaboración de los programas como en la definición de las nuevas políticas
pedagógicas”.
Desde estas recomendaciones, la inclusión de programas para el desarrollo positivo tanto en la educación formal como en la no formal oficiarían como respuesta a la
importancia de concebir la educación como un todo. A la vez, atiende al tema
dominante del informe Edgar Faure publicado en 1972 bajo los auspicios de la UNESCO :
“Aprender a ser para que florezca mejor la propia personalidad y se esté en condiciones de obrar con creciente capacidad de autonomía, de juicio y de responsabilidad personal. Con
tal fin, no menospreciar en la educación ninguna de las posibilidades de cada individuo: memoria, razonamiento,
sentido estético, capacidades físicas, aptitud para comunicar con los demás...”
“No dejar sin explorar ninguno de los talentos que, como tesoros , están enterrados
en el fondo de cada persona”.
La investigación ha destacado los rasgos que caracterizan a las escuelas que funcionan como verdaderas promotoras del desarrollo adolescente (Lerner et al., 2005; Gómez y Ang, 2007):
1- El establecimiento de vínculos personales positivos con el profesorado. Aunque la escuela es un contexto que favorece enormemente el desarrollo de las relaciones con iguales, debe además promover vínculos positivos con el profesorado, que sean construidos a través de una relación afectuosa y sostenida.
2- La creación de un entorno positivo que represente un clima afectuoso y seguro en el centro. El centro educativo debe ser un contexto con normas y límites claros, con una cercanía y calidez afectiva en las relaciones y la existencia de una comunidad educativa en la que profesores y profesoras se encuentren en un ambiente de apoyo a su labor.
3- La oferta de oportunidades positivas para el desarrollo de competencias en los chicos y chicas adolescentes.
Por un lado, oportunidades positivas que supongan para el alumnado la posibilidad de participación y liderazgo en actividades grupales de diverso tipo. Por otro, la implementación de programas de desarrollo positivo, que redunden en el desarrollo de las competencias personales y socio-emocionales necesarias para afrontar exitosamente su adolescencia.
Catalano(2004) propone diez objetivos básicos de los buenos programas extraescolares que pretendan promover el desarrollo positivo durante la adolescencia, estos son:
1. Promover vínculos entre el chico o la chica adolescente y otras personas significativas: en la familia, en el grupo de iguales, en la escuela, en la comunidad...
2. Fomentar la resiliencia. Entendiendo la resiliencia como la capacidad para adaptarse a los cambios y a los sucesos estresantes de forma flexible y saludable.
3. Promover competencias:
a. Sociales. Como la correcta codificación e interpretación de las claves sociales, la generación de soluciones efectivas ante los problemas interpersonales, la anticipación realista de las consecuencias y los posibles obstáculos de las propias acciones, y el trasladar las decisiones sociales a comportamientos efectivos.
b. Emocionales. Tales como reconocer y manejar las propias emociones y las de las demás personas, expresar sentimientos y conocer su intensidad, ser capaz de retrasar las gratificaciones, controlar los impulsos, reducir el estrés, manifestar empatía y esperanza hacia el futuro.
c. Cognitivas: habilidades para entender las perspectivas de otras personas y las normas sociales, para ser capaz de resolver los problemas de forma lógica y optimizando los recursos. Igualmente, incluye las competencias necesarias para el éxito académico.
d. Comportamentales: habilidades para comportarse de manera exitosa teniendo en cuenta tres dimensiones, la comunicación verbal, la no verbal y comportamientos concretos como ayudar a otras personas, evitar las situaciones negativas y participar en actividades positivas.
e. Moral: habilidades para medir y responder de forma ética o teniendo en cuenta principios de justicia social.
4. Promover y apoyar la autodeterminación: la habilidad para pensar de forma autónoma y tomar decisiones coherentes con dichos pensamientos.
5. Promover y apoyar la espiritualidad: la espiritualidad la relacionan con aspectos religiosos (espíritu, alma, dios, iglesia), pero igualmente, señalan que incluiría aspectos relacionados con el desarrollo del razonamiento moral o el compromiso moral y social.
6. Promover la autoeficacia: la percepción de que cada persona puede alcanzar sus deseos y objetivos a través de sus propias acciones.
2. Fomentar la resiliencia. Entendiendo la resiliencia como la capacidad para adaptarse a los cambios y a los sucesos estresantes de forma flexible y saludable.
3. Promover competencias:
a. Sociales. Como la correcta codificación e interpretación de las claves sociales, la generación de soluciones efectivas ante los problemas interpersonales, la anticipación realista de las consecuencias y los posibles obstáculos de las propias acciones, y el trasladar las decisiones sociales a comportamientos efectivos.
b. Emocionales. Tales como reconocer y manejar las propias emociones y las de las demás personas, expresar sentimientos y conocer su intensidad, ser capaz de retrasar las gratificaciones, controlar los impulsos, reducir el estrés, manifestar empatía y esperanza hacia el futuro.
c. Cognitivas: habilidades para entender las perspectivas de otras personas y las normas sociales, para ser capaz de resolver los problemas de forma lógica y optimizando los recursos. Igualmente, incluye las competencias necesarias para el éxito académico.
d. Comportamentales: habilidades para comportarse de manera exitosa teniendo en cuenta tres dimensiones, la comunicación verbal, la no verbal y comportamientos concretos como ayudar a otras personas, evitar las situaciones negativas y participar en actividades positivas.
e. Moral: habilidades para medir y responder de forma ética o teniendo en cuenta principios de justicia social.
4. Promover y apoyar la autodeterminación: la habilidad para pensar de forma autónoma y tomar decisiones coherentes con dichos pensamientos.
5. Promover y apoyar la espiritualidad: la espiritualidad la relacionan con aspectos religiosos (espíritu, alma, dios, iglesia), pero igualmente, señalan que incluiría aspectos relacionados con el desarrollo del razonamiento moral o el compromiso moral y social.
6. Promover la autoeficacia: la percepción de que cada persona puede alcanzar sus deseos y objetivos a través de sus propias acciones.
7. Promover el desarrollo de una identidad clara y positiva: una organización interna coherente sobre quien soy yo.
8. Promover las expectativas de futuro: tener una visión de esperanza y optimismo frente al futuro.
9. Promover el reconocimiento del comportamiento positivo en el grupo.
10. Promover las normas prosociales y el comportamiento prosocial en diferentes contextos.
8. Promover las expectativas de futuro: tener una visión de esperanza y optimismo frente al futuro.
9. Promover el reconocimiento del comportamiento positivo en el grupo.
10. Promover las normas prosociales y el comportamiento prosocial en diferentes contextos.
FUENTE :LA PROMOCIÓN DEL DESARROLLO ADOLESCENTE: RECURSOS Y ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN
Autoría; Alfredo Oliva Delgado, Ángel Hernando Gómez, Águeda Parra Jiménez, Miguel Ángel Pertegal Vega, Moisés Ríos Bermúdez, Lucía Antolín Suárez.
Autoría; Alfredo Oliva Delgado, Ángel Hernando Gómez, Águeda Parra Jiménez, Miguel Ángel Pertegal Vega, Moisés Ríos Bermúdez, Lucía Antolín Suárez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario